Imprescindibles
¿Qué no te puedes perder?
Cataratas del Niágara
Pese a no estar entre las 500 más altas del mundo, las cataratas del Niágara son uno de esos lugares mágicos que el cine y la televisión han transformado en leyenda.
Frontera natural entre Estados Unidos y Canadá, están formadas por tres grandes saltos de agua (Horseshoe falls, American falls y Bridal Veil falls) que mueven un monstruoso caudal de 3.000 toneladas de agua por segundo y cuyo sonido al caer al vacío es atronador. Existen varios miradores que permiten ver los tres saltos, pero la mejor manera de sentir el poder del agua es a bordo del Maid of the Mist, un potente barco eléctrico que te acercará a unos pocos metros de la caída más espectacular, la Horseshoe fall. Y si quieres llevar tu experiencia a otro nivel, te recomendamos contratar un sobrevuelo en helicóptero desde donde podrás apreciar la magnificencia de esta maravilla de la naturaleza.
     
    Parques Nacionales
Los parques nacionales estadounidenses y canadienses atraen cada año a millones de visitantes de todo el mundo con sus magníficos paisajes y formaciones rocosas que parecen de otro mundo.
Su diversidad geológica y de fauna y flora constituye uno de sus principales atractivos, haciendo que el viajero pueda disfrutar tanto de montañas nevadas como de valles, lagos y desiertos, pasando por profundos desfiladeros, glaciares o géiseres humeantes. Si eres amante de la naturaleza en su estado más salvaje, no te olvides incluir una visita a alguna de las numerosas áreas protegidas designadas como parques nacionales. ¿Listo para explorar?
    
   Historic Route 66
Conocida también como “La carretera madre”, la Ruta 66 es, probablemente, la carretera más conocida e icónica del mundo, siendo inmortalizada en la literatura, la música y el cine.
Originalmente discurría desde Chicago, pasando por los estados de Misuri, Kansas, Oklahoma, Texas, Nuevo México, Arizona y California, hasta finalizar en Los Ángeles con un recorrido de 3.939 kilómetros. Aunque ya no es posible recorrer el trazado original de forma ininterrumpida, aún cuenta con cientos de kilómetros bien conservados y que han mantenido su encanto de antaño para deleite de los amantes de los road trips. No olvides degustar la auténtica comida estadounidense en alguno de sus míticos y pintorescos restaurantes de carretera como el Calico House Restaurant —en el pueblo fantasma de Calico—; el Mr. D’z Route 66 Diner, en el estado de Arizona; o el Rod's Steak House, en la ciudad de Williams, puerta de entrada al Gran Cañón.
    
   Montreal
La ciudad de Montreal es, sin lugar a duda, una de las principales urbes culturales y con más encanto no solo de Canadá sino de toda Norteamérica.
Por el aire europeo y afrancesado de sus calles, monumentos y barrios, Montreal ha ido moldeando a lo largo de los siglos un estilo de vida y una estructura urbana difícil de encontrar en otras ciudades del continente. Pasear por su centro histórico, conocido por los locales como el Vieux-Montréal, es una verdadera maravilla: callejuelas adoquinadas, edificios con fachadas de piedra de un característico color gris, terrazas al aire libre y un sinfín de restaurantes y locales harán las delicias de cualquier viajero. No debes perderte una visita a la Basílica Notre-Dame y su impresionante espectáculo audiovisual llamado Aura, durante el cual, el interior de la basílica resalta sus detalles arquitectónicos al ritmo de la música orquestal.
    
   Las Vegas
Enclavada en el desierto de Mojave, la ciudad de Las Vegas es un deslumbrante oasis de lujo que asegura diversión y emocionantes aventuras para todos los viajeros.
Pero más allá de las hipnóticas luces de neón de la archiconocida The Strip y de sus gigantescos casinos y hoteles, la capital mundial del entretenimiento tiene mucho más que ofrecer. Podrás deleitarte con sobrecogedoras formaciones rocosas a lo largo de un viaje panorámico por el cañón Red Rock, a poco más de 30 minutos de la ciudad; o alquilar un bonito descapotable y conducir a través de bellísimas carreteras, pasando por ciudades fantasmas, bares de moteros y pintorescas atracciones junto a la carretera, hacia el Valle del Fuego, cuyas formaciones rocosas parecen arder con los rayos del sol. Y recuerda, lo que pasa en Las Vegas, se queda en Las Vegas.
    
   Puente de Brooklyn
Encumbrado hasta la saciedad en multitud de películas y series, el puente de Brooklyn es, probablemente, el más famoso y fotografiado del mundo.
Fue el primer puente colgante en usar cables de acero para su suspensión, además de ser el más largo de su tipo hasta 1903 cuando se construyó el cercano puente de Williamsburg. Ya sea a pie o en bici, cruzarlo en un día despejado, con las aguas del East River bajo tus pies y los rascacielos de Manhattan como telón de fondo, es una experiencia que tienes que vivir en tu visita a la Gran Manzana. Si lo haces de noche, tendrás una de las imágenes más bellas de la ciudad iluminada. Aunque tienes varias maneras de llegar, la forma más rápida y sencilla es a través de la rampa de acceso que está enfrente del Ayuntamiento, el New York City Hall. Y si accedes al puente por Old Fulton Street, no puedes perderte las pizzas de Grimaldi’s y Juliana’s —de las mejores de la ciudad— o tomar un delicioso helado artesanal en la Brooklyn Ice Cream Factory. ¡Un verdadero pecado!